Es una sensación extraña.
El dejo ácido de la agresividad gratuita, seguido por el desarraigo, y después por el acostumbramiento. Porque cada vez es más seguido, cada vez duele menos, cada vez es más de lo mismo, y uno ni se gasta en cambiarlo, solo espera a que se desgaste, a que el hilo se corte solo, a que se acostumbre, a que ya no duela, a que ya no sea lo mismo. A que ya no sea.
Parece vacío, pero no, en realidad es... qué es? por algún motivo no se puede encontrar la palabra, y no es que sea nuevo (quizás si a lo que se aplica, pero no la sensación). Es que ya sabés que en algún momento va a pasar, entonces te anestesiás, de a poco, para que el cuerpo se vaya acostumbrado, para que el efecto rebote no sea tan grande.
De a poco se acerca el momento, pero no sabés cuando.
Cuando menos lo esperes, y sin que te dés cuenta, el hilo se va a cortar, y de todas formas no vas a estar prerparado. Pero cuánto se va a estirar, ese es el pequeño bichito que molesta, zumba, da vueltas, revolotea, y no te deja dormir.
Siempre hay una primera vez.
Duele, aunque no lo quieras aceptar. Duele y es inevitable.

Pero estoy cansada, y tengo sueño... así que lo voy a dejar para otro momento. Hasta que el hilo no aguante más, y se corte por si solo.

Comentarios

Anónimo dijo…
vos y yo tener que hablar...

mandame un mail por lo menos

Entradas populares